viernes, 1 de mayo de 2009

SOBRE TRADICIÓN ORAL PERUANA

SOBRE TRADICIÓN ORAL PERUANA / (Luisa Portilla Durand)

Páginas culturales de CSAM: .
Ballón Aguirre, Enrique. Tradición oral peruana.
Literaturas ancestrales y populares, 2 vol.
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006.


La obra de Enrique Ballón Aguirre que paso a comentar es, como anuncia su título, el resultado de una extensa in¬vestigación sistemática –intra e interdiscursiva– de la tradición oral peruana, precedida por un esbozo general del multilingüismo y la pluricultura nacionales, todo ello llevado a cabo durante más de treinta años. Como alumna del profesor Ballón en el Departamento de Lingüística de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1985, me es muy grato ver hoy reunidos los estudios que entonces mis compañeros y yo conocimos de viva voz o publicados en sus versiones originales.

En las primeras líneas de esta obra, se expone la intencionalidad que guía la investigación: “contribuir a perfilar la identidad literaria ancestral y popular andina y amazónica de la sociedad peruana“ (p. 19, t. I), a fin de “restituir las condiciones linguoculturales intradiscursivas que perfilan la identidad literaria de la tradición oral“ (p. 21, t. I) pro¬ducida en nuestro país. Así, en los primeros capítulos del tomo I se encuentra una exposición sobre nuestra situación multilingüe y pluricultural, problemática que evidencia fundamentalmente el desequilibrio entre la lengua del poder social (el castellano) y las lenguas ancestrales, sobre todo en los planos discursivos y textual. Allí se hacen explícitas las nociones de bilingüismo, diglosia y heteroglosia peruanas y se explica, además, cómo estos fenómenos se ven reflejados en la enseñanza y en la escritura de la sociedad peruana.

Detengámonos en algunos de estos conceptos capitales, comenzando por el de biligüismo, término por el cual se constata el hecho de que las lenguas ancestrales peruanas no son sistemas monolíticos y, no habiendo barreras fijas que impidan sus relaciones, se encuentran en contacto permanente con el castellano; por ello, un mismo peruano, de acuerdo al lugar donde vive, suele usar su lengua ancestral y el castellano, situación que configura el llamado bilingüismo ambiental; éste se diferencia del bilingüismo de masa, fenómeno por el que dicho proceso se extiende a las comunidades enteras. La diglosia se refiere, en cambio, a la transferencia de rasgos fonéticos, fonológicos y morfosintácticos del castellano al sistema lingüístico de las lenguas ancestrales, debido al contacto permanente como consecuencia de la conquista española, mientras que por la heteroglosia o diglosia de masa se observa las diversas prácticas discursivas de la población peruana y se constata que, debido a la política lingüística, pedagógica y cultural represiva de los go¬biernos de turno, dichas prácticas discursivas se ven permanentemente desequilibradas. Ello explica por qué la vitalidad lingüística de las lenguas ancestrales no es comparable a la de la lengua castellana –la lengua del poder– que no solo sirve de medio de comunicación para la gran mayoría del pueblo sino que en ella se realiza la auténtica vida oficial (histórica, política, jurídica, académica, etc.) de la nación.

A lo dicho se suma los aspectos relacionados con la enseñanza y la escritura. Siendo el Perú un país fundamentalmente heteroglósico, es comprensible que los problemas lingüísticos de esta índole afecten de modo sustancial a la actividad literaria no solo oral sino, sobre todo, a las literaturas escritas de la sociedad peruana, ya que cada escritor (enunciador) escribe en la lengua de su grupo social. Y si a ello se agrega que la escritura escolar exige directa o indirectamente la elaboración de discursos muy distantes del habla cotidiana del alumno y de su medio social, la problemática se intensifica aun más. Es justamente esta ruptura entre el nivel de la comunicación verbal cotidiana y el nivel de expresión escrita uno de los aspectos más críticos del drama pluricultural del Perú: “Cuando a los alumnos se les hace componer y ejercitarse en la redacción, deben relatar no en su idiolecto y su sociolecto –por lo general diglósicos– sino en un lenguaje ajeno, el lenguaje consagrado por la institución escolar, el lenguaje clásico de la escritura castellana, es decir, el lenguaje de prestigio en las clases escolares“ (p. 103, t.

I). En consecuencia, nuestra literatura criolla en lengua castellana ha perpetuado “desde hace siglos, un sentimiento de ruptura radical respecto de la gran masa de hablantes de las lenguas ancestrales peruanas que poseen una rica tradición oral, pero no disponen de una literatura escrita“ (p. 104, t. I) y las expresiones literarias de la tradición oral han sido eliminadas de los programas de Literatura, donde sólo se estudian las producciones literarias institucionales. En todo caso, las literaturas orales sólo han motivado el interés de la Antropología.

Por eso es tan preocupante que la mayor parte de la población peruana se escolarice solo en la lengua castellana –la lengua de la cultura oficial–, porque en las comunidades andinas o amazónicas no es esa necesariamente la lengua del hogar, que, ancestral o diglósica, no llega a ser lengua escrita y se reclame “una política coherente y eficaz de aliento al uso de esas lenguas y al sostenimiento de su vigencia“ (p. 58, t. I).

Luego de estas aclaraciones, y con el propósito de proponer un repertorio de motivos en la literatura oral peruana, la pregunta que inicia la investigación misma es “¿cómo los relatos tradicionales orales andinos y amazónicos peruanos dicen lo que dicen?“ (p. 280, t. I). Para despejar la incógnita se busca encontrar, metodológicamente, las condiciones internas de la significación de dichos relatos a partir de la descripción de su funcionamiento discursivo (el intratexto y el intertexto), pero no a partir de las relaciones que dicho discurso pudiera tener con uno o más referentes externos (el extratexto), tarea más bien propia de las interpretaciones folclórica y antropológica. Seguidamente, a partir de un conjunto de principios semiolingüísticos, cuyo objeto de conocimiento es la significación y el análisis de los sistemas de significación en las narraciones y poesías en general, se fundamenta la investigación dedicada, ante todo, a examinar las condiciones de producción discursiva y textual de los sentidos que obran en los relatos orales peruanos, a fin de decidir luego su interpretación y, sobre todo, la inclusión de sus motivos en una ringla generalizadora. De esta manera, se proyecta otorgarle a ese objeto de conocimiento su autonomía, su pertinen¬cia y sus alcances, pues es sólo así que “la semiolingüística puede cola¬borar útilmente con las disciplinas dedicadas a examinar y conocer ontológicamente la naturaleza y la sociedad sin pretender, naturalmente, someterlas, pero tampoco sin alienarse a ellas“ (p. 281, t. I). Con ese mismo propósito, se da cuenta de los tres tipos de conocimientos que ilustran el interés práctico de las posiciones teóricas asumidas por la semiolingüística peruana aplicada a las literaturas ancestrales y populares, desde hace más de 30 años (p. 282, t. I):

• Al distinguir la significación de los lenguajes, la semiolingüística trabaja sobre su objeto de conocimiento: los textos orales y escritos monoglósicos, diglósicos y heteroglósicos producidos por la multinacional sociedad peruana, respetando las propiedades de sus respectivos géneros.

• Al no aceptar la asimilación entre la intención de comunicar, la significación y el sentido percibido, la semiolingüística distingue y compara las variantes de las literaturas ancestrales y
populares peruanas –por ejemplo, cuando precisa en un relato los elementos del mensaje en que se basan dos o más narraciones contrarias o contradictorias–, con el fin de constituir los
corpus de referencia y de trabajo a los que puede aplicar pertinentemente su análisis.

• Al cuidar de no aislar las palabras o los enunciados de su contexto discursivo integral, reconoce los efectos de sentido de esas unidades y con ello, por ejemplo, los cambios y desplazamientos de los sentidos en dos o más variantes de un determinado corpus de referencia o de trabajo.
Una vez expuestos sumariamente los principios y objetivos de base, se exponen las características principales de los procedimientos semiolingüísticos (p. 283, t. I):

• Organización: se busca encontrar y describir las relaciones enuncivas y enunciativas del discurso.

• Inducción y deducción: al proceder al análisis, se trata de precisar, en cada discurso narrativo y en vía inductivo-deductiva, los niveles que corresponden a las distintas magnitudes semánticas, desde las organizaciones mínimas hasta las organizaciones complejas, pero sin establecer reglas de generatividad o derivación entre ellas.

• Autonomía: la semiolingüística no considera que los resultados del objeto de conocimiento que estudia sean definitivos y absolutos: como no hay investigación definitiva, tampoco hay resultados finales sino solo plausibles.
Con ello se trata de lograr interpretaciones plausibles de la coherencia interna –intratextual– del discurso narrativo oral, que no se adecuan ni se correlacionan con la realidad ontológica extratextual allí enun¬ciada, la cual se atiene, más bien, a los intereses de los estudios antropológicos, sociológicos o históricos de la tradición oral peruana.

En tal sentido, y debido a la índole práctica de la investigación, en el segundo volumen se presentan, fundamentalmente, muestras de exploraciones discursivas y textuales sobre los motivos a ser repertoriados; no se pretende establecer, con el análisis de cada caso, una relación estrecha y exclusiva entre el aspecto metodológico elegido y el análisis textual correspondiente. El hecho de que se opte por determinado énfasis teórico-metodológico en el estudio de un determinado corpus de trabajo sólo se debe a que resulta particularmente esclarecedor, ya que esos mismos tópicos teórico-metodológicos hubieran podido ser ilustrados en cualquiera de los otros corpus de referencia y de trabajo de nuestra tradición oral. Ello explica que si bien en el estudio 5 titulado “Digresión. Mito y rito: linderos y puentes discursivos en el manuscrito de Huarochirí“ se aplica la descripción semiolingüística, el interés de la investigación no se centra en el estudio de los motivos.

Por tanto, un primer término a tener en cuenta en los trabajos presentados es el de texto. Éste no es considerado como una serie inarticulada de unidades menores, como lo hace la microlingüística y la lógica-gramatical sino, por el contrario, como una serie lingual oral o escrita autónoma, que recibe el nombre de texto narrativo o relato de tradición oral peruana, producido y delimitado por uno o varios informantes en la práctica social admitida, es decir, la situación de comunicación avalada por la comunidad social a la que dicho relato pertenece. Un texto tradicional emitido oralmente, si bien posee a fortiori un sentido global coherente dentro de sus propias restricciones culturales, nunca tiene carácter acabado, pues corresponde a alguna variante de cierto relato y, por lo mismo, permite apreciar el cómo del texto, es decir, su organización semántica comparada con la organización semántica de otros textos similares y con la tradición en que se inserta.
En segundo lugar, por discurso se entiende toda producción lingual, escrita u oral, relacionada o no con el contexto en el cual es producida. De allí que cada discurso de literatura oral sea la realización concreta –materializada como texto-variante– de la intencionalidad de significación de un determinado informante en cuanto miembro de su comunidad.

En tercer lugar, se comprueba que un relato oral ancestral o popular peruano cualquiera, observado como producto literario, se manifiesta como una composición relativamente estable, producto de la concatenación en secuencia de ciertos motivos, lo que se puede constatar, por ejemplo, al observar las configuraciones del motivo etiológico de los entes originados, incluido en distintos ciclos míticos como el de Núnkui de la etnnoliteratura aguaruna; el de Padre-Dios de la etnoliteratura huitoto, o el de Pariaca de la etnoliteratura quechua y, desde luego, en otras muchas otras tradiciones orales andinas y amazónicas. Asimismo, estos motivos, que se encuentran en los relatos ancestrales y populares peruanos, son también unidades móviles que tienen la propiedad de emigrar entre diferentes relatos de un universo cultural determinado e incluso fuera de los límites de un área cultural precisa como sucede en el estudio 2 sobre la identidad y alteridad en un motivo etnoliterario amerindio e indoeuropeo: la doncella fecundada. Desde este punto de vista cada motivo en cuanto “formante etno y sociocultural“, perteneciente a las literaturas ancestrales y populares, posee un sentido independiente de la significación funcional que le otorga el relato que lo acoge (llamado texto-ocurrencia); es por esta razón que se puede delimitar y estudiar el motivo como unidad figurativa y temática invariante en sí misma, no obstante los cambios de contexto y de las significaciones funcionales secundarias (funciones discursivas y narrativas cambiantes, constitutivas de cada variante). Sin embargo,
al mismo tiempo que se mantiene estable, el motivo puede cambiar de sentido según los contextos donde se le halle. Por ello tiene una existencia virtual; pero, siendo una unidad en lengua, debe ser considerado como motivo-tipo, a fin de distinguirlo de su actualización como unidad en discurso que entonces recibe el nombre de motifema.

El motivo se constituye, consecuentemente, en un hacer colectivo que se descompone en haceres narrativos individuales, los motifemas, definidos éstos como la actualización puntual de un motivo en un
texto-variante preciso. De esta manera, el motivo en cuanto actualización y realización discursiva particular –y por lo tanto intratextualmente concreta– de una de las micronarraciones que componen un relato, se manifiesta en tanto motifema: por él se descubre la magnitud semántica de los contenidos figurativos, temáticos, simbólicos y semisimbólicos contextualmente indexados que porta un relato, así como su forma¬lización sintáctica. Desde esta perspectiva, el léxico empleado, las cláusulas e incluso las secuencias mayores son suscitados socio y etnoculturalmente, nada es arbitrario o casual.

En el segundo volumen se hace explícito el análisis semio¬lingüístico de 10 relatos de nuestra tradición oral peruana: 1) El estado tenso de la acción: el motivo de los entes originados; 2) Identidad y alteridad en un motivo etnoliterario amerindio e indoeuropeo: la doncella fecun¬dada; 3) Semántica narrativa y lexicografía: el motivo de los cónyuges desleales; 4) Etnoliteratura amerindia comparada: el motivo del dios desafiado y la potencialización de los objetos; 5) Digresión. Mito y rito: linderos y puentes discursivos en el manuscrito de Huarochirí; 6) Valores semánticos en un motivo andino: los intrépidos recompensados; 7) Naturaleza y cultura amazónicas: el motivo de los hombres civilizados; 8) Etiología jíbara I, motivos etiológicos seriados: la monogamia, el zapallo, la arcilla y las manchas de la luna; 9) Etiología jíbara II, motivo de la alfarería originada; 10) Etiología huitoto: el motivo de la humanidad originada. Debido a la extensión que caracteriza a las reseñas, no se detallará el análisis efectuado en cada uno de los 10 estudios presentados; por ello se ha señalado únicamente algunos de los aspectos más importantes de los planteamientos teórico-metodológicos puestos en práctica en dichos análisis y a los cuales podrá acceder quien se interese seriamente en el conocimiento de la tradición oral peruana. Añadiremos sí que las reflexiones y razonamientos expuestos proceden directamente de las descripciones y constataciones empíricas de los corpus de referencia y trabajo estudiados, y que debido al carácter exploratorio de la muestra, no se pretende dar por concluido un saber en pleno desarrollo y en el que el debate sobre universalismo, inmanentismo y generativismo ocupa todavía gran parte de las teorías y metodologías.

Cabe anotar, en relación con lo que antecede, que los cuatro suplementos que cierran el segundo tomo de esta obra resultan sumamente esclarecedores. Por ejemplo, los lectores se deleitarán con las pruebas que ponen en evidencia el anacronismo radical de la “Historia de la literatura peruana“, que, en pleno siglo XXI, reduce todavía las literaturas peruanas a una sola literatura institucionalizada, encerrando así, en el corral histórico-literario académico, toda la inmensa y diversa producción literaria de nuestro país.

Finalmente, en las últimas líneas de esta breve nota sobre la obra comentada, quisiera volver sobre lo que entre sus comentarios, artículos y libros ha insistido siempre Enrique Ballón: la necesidad de anclar la identidad peruana mediante nuestras lenguas y literaturas y, con ello, tomar conciencia de nuestra realidad multinacional, multilingüe y pluricultural. Ciertamente, no es una tarea fácil; pero vale la pena que los profesores demos el primer paso intentándolo en las universidades para que no se siga perpetuando, como hasta ahora, el dominio normativo de la lengua castellana en territorios donde ésta no es la lengua materna. Y para ello hace falta el conocimiento del interlecto peruano, que es mucho más vital y masivo que los dialectos por separado, tanto los de la lengua predominante como los de las lenguas dominadas por separado. Nuestra sociedad requiere, con suma urgencia, la enseñanza de todos los géneros de los discursos literarios peruanos –desde los ancestrales y populares hasta los institucionalizados– para favorecer el conocimiento desalienado de las lenguas y sus discursos producidos por la sociedad peruana en su conjunto. Y si bien para muchos estos planteamientos puedan parecer utópicos, lo cierto es que hay muchos sueños que, gracias al tesón y a la perseverancia, se hacen realidad, como el que ha llegado a concretar Enrique Ballón este año: publicar y compartir con sus compatriotas peruanos aquella obra que soñó hace más de 30 años.

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